Comienza como una pequeña semillita, se gesta, crece y nace… Tras esto sigue creciendo y acumulando, acumulando… hasta el momento de su muerte… o no…
Las mentiras son como la vida; una gran mentira conlleva una gran responsabilidad. Tienes que cuidar de ella, ayudarla a crecer y no decaer. Pero la diferencia que hay entre la vida y las mentiras es que la vida siempre acaba, por lo menos tal y como la conocemos pero, las mentiras pueden vivir eternamente en esta vida o en la siguiente. Su muerte no es predecible, su permanencia tampoco…
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Debería haberte mirado más veces…
Debería haberte cogido la mano…
Debería haberte acariciado, tocado… eras tan alcanzable en ese momento…
Debería haberte abrazado…
Te oía respirar, te veía sonreir, me mirabas con dulzura y yo deseaba, deseaba, deseaba tanto…
Debería haberte dicho que me encantaba estar contigo.
Debería haberte dicho que podrías haber sido ese sueño inalcanzable.
Debería haberte dicho «abrázame»…
Debería haberte dicho que me besaras mientras tus manos recorrian cada centímetro de mi piel…
Debería haberte dicho que el estar contigo hacia iluiminarme por dentro y por fuera.
Debería haberte dicho que todo el dolor se me fue en aquel instante.
Debería haberte dicho que te quedases conmigo aquella noche…
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He aquí una tonta encaprichada con utopías insensatas que miente y actua constantemente…
Sólo yo se la verdad y seguiré mintiendo…
La felicidad del momento se desecha en lágrimas, en lamentaciones, en frustraciones, en tantas mentiras arrepentidas…
Te odio y te deseo…
Te seguiré mintiendo, recuerda que vives conmigo y mi orgullo.
Odiame… yo no sé que seras tú, yo soy una falsa mentirosa…
Tonta e ilusa, miento por no saber la verdad… porque la verdadera verdad duele tantísimo, por eso mentimos…
Pero y si esa verdadera verdad fuese mi camino a seguir ¿y si fueses tú?
Ya es tarde. Me seguiré arrepintiendo, pero ya es tarde…
Ayúdame a salir, tú eres mas fuerte que yo… dime la verdad…
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Debería haberte dicho lo que sentía…
