¿Hay cosas imperdonables? ¿Se puede ser alguien que no se pueda perdonar? ¿Sin segundas oportunidades?
Las hay, pocos son afortunados de optar por elegir otro tipo de vida, de cambiar de parecer, de decir BASTA, de dejar atrás a todo y a todos sin dar explicaciones.

Pienso que esas personas son las más afortunadas. No me gustaría sentir pena por nada, ni siquiera compadecerme de mi misma. Podemos decir adiós, pero el peso de la despedida supera la gravedad reconocible por la astrofísica. Detente ante los sentimientos que no quieres que se descubran. Pero tus movimientos, tu mirada, el sudor de tu frente te delata.

Y sin quererlo puedes ser imperdonable para alguien. Algo que no querías que se supiese se sabe, niegas, pero de nada sirve. Suplicas compasión, vuelta a la rutina, volver atrás en el tiempo para intentar evitar la catástrofe.

Si tuviéramos el don de dominar el tiempo y el espacio, de superar la velocidad de la luz y volver para rectificar nuestros errores, sería el peor desastre mundial. Así el ser humano es como aprende a que no se puede ser DIOS.